El agroturismo Son Lladó, una ventana a la Mallorca más desconocida y auténtica
Con casi toda probabilidad, el municipio de Campos al sur de Mallorca es uno de los rincones de la isla con mayor riqueza etnográfica. Basta una mirada profunda para dar con innumerables señales que nos dan claves para comprender mejor el devenir de esta zona eminentemente rural de la isla. Un entorno en donde la agricultura y sobre todo la ganadería tuvieron mucho peso y en donde no se siguieron los mismos patrones de desarrollo que otros rincones de Mallorca.
Campos una zona con un clima semidesértico, algo lógico en una zona de estas características en el sur de Mallorca, con una pluviometría anual de apenas 400 mm. A pesar de esta realidad, el municipio vivió una época de bonanza gracias a la abundancia de cultivos de regadío, que derivó en un pujante sector ganadero, con las vacas y las ovejas rojas mallorquinas productoras de leche como estandartes. El milagro se produjo gracias a la abundancia de agua en el subsuelo, con acuíferos a poca profundidad que facilitaron su extracción a través de pozos y molinos en mayor medida que en otros rincones de la isla.
El primer molino data de 1860, de los 14 molinos fechados en 1914 se pasaron a 30 en 1930. En 1941 había ya 557, momento en el que la progresión ya fue tan constante que en 1966 la cifra se había triplicado hasta superar los 1.500. A eso hay que añadir la “modernización” de los sistemas de extracción. Primero fueron las norias y los molinos de viento, que luego dieron lugar a los motores diesel, para culminar con sistemas eléctricos que, paulatinamente, fueron multiplicando los metros cúbicos de agua extraídos. La consecuencia fue que, de forma definitiva, la sobreexplotación conllevó la salinización de los acuíferos y la condena de los sistemas de cultivo de regadío que durante décadas fueron el motor económico de Campos.
Esta riqueza agrícola y ganadera hizo que el desarrollo turístico no apareciese en escena en la misma medida que en otros destinos costeros de Mallorca. Y esta tardía entrada en escena coincidió con el despertar de movimientos sociales y ecologistas que impidieron la urbanización de reductos como el Parque Natural de Es Trenc Salobrar que, hoy en día, es uno de los símbolos naturales y culturales más importantes de Mallorca. Todo en conjunto supone un conjunto de recursos que están a disposición del visitante para interpretar y conocer un destino que tiene mucho más que ofrecer que sol, playa y descanso.
Descubrir toda esta realidad es más fácil desde establecimientos como el agroturismo Son Lladó, una referencia en lo que a modelos de gestión ligados a la práctica del ecoturismo se refiere. En el agroturismo Son Lladó entienden precisamente que el ecoturismo no se reduce a una práctica medioambientalmente responsable, sino también a una necesaria vertiente sociocultural y económica. Ya no sólo porque el conjunto arquitectónico donde se asienta el agroturismo haya sido rehabilitado respetando al detalle el carácter de posesión mallorquina del siglo XVII o por su decidida apuesta por las razas ganaderas autóctonas de Mallorca y por la cultura rural de Campos.
También porque en el agroturismo Son Lladó no viven de espaldas al entorno que les rodea, por el contrario lo ponen en valor y facilitan su interpretación al visitante, de manera que estos pueden vivir una experiencia completa y diferente en sus vacaciones en Mallorca. Todo ello en un emplazamiento privilegiado, a cinco minutos de Es Trenc, con acceso a caminos rurales con encanto en los que practicar senderismo o cicloturismo y con unas instalaciones que, en conjunto, ofrecen el máximo confort y calidad a sus clientes. El agroturismo Son Lladó es la ventana perfecta a la Mallorca más desconocida y auténtica. MÁS INFORMACIÓN